Mallorca al desnudo

May 29 •

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MATÍAS VALLÉS* : Es difícil leer de un tirón la sentencia del caso Andratx en Mallorca, esa isla de "suelo ya sobreexplotado" cartografiada en el texto jurídico. La condena al galope de la barbarie urbanística obliga a reposar la lectura, a fin de recobrar el aliento y el sosiego. La "espléndida vivienda unifamiliar" -por dos veces-, erigida como memorial a la impunidad de Eugenio Hidalgo, se desploma para que sus escombros cubran con un manto de vergüenza a los mallorquines que han mutilado un entorno privilegiado.
Sí, los mallorquines. Massot, que tanto amaba Andratx, Gibert, Mir, linajes irreprochablemente autóctonos.

El alcalde del PP destruye un espacio natural con su "chalet", merced a la colaboración entusiasta del director general de Ordenación del Territorio del Govern Matas, del celador municipal, del asesor jurídico del municipio -hasta aquí, todos condenados- y la inexplicable aquiescencia del grueso del funcionariado. Aunque el tribunal no se extiende más allá de las imputaciones, no relata un solo ejemplo de oposición a la barbarie desde la rectitud burocrática. La sentencia es un catálogo de la obediencia indebida. Hidalgo estuvo perfectamente asesorado en la comisión del delito. En ese sentido, cometió el crimen perfecto. Sólo fracasó porque los conjurados subestimaron el asco ciudadano, resumido en el fallo.

¿Por qué necesitaba Hidalgo que su gallinero con "dos antenas parabólicas" estuviera en las inmediaciones de la casa consistorial? Por la misma razón que ubica al palacete en los aledaños del Consolat. No hay nada que esconder, el poder para quien lo exhibe. Una vez doblegadas las voluntades que precisaba para su "espléndida vivienda", el alcalde de Andratx pasó de amparado a amparador en el resto de la trama. La política urbanística de quien acaba de violentar la normativa en el vecindario, sólo puede tener un sentido.

La cárcel no es una realidad periodística. Desde ese daltonismo, la sentencia de la Audiencia supera en importancia a la eventual reválida del Supremo, porque está pegada al terreno -"constatada la realidad cotidiana en la isla de Mallorca"-. De ahí que se especifique que la protección penal "en el caso de Mallorca resulta reforzada, por las especiales condiciones que reúne el territorio". Si los políticos se hubieran manejado con un átomo de esa sensibilidad, no lamentaríamos los paraísos perdidos.
En su relato de lo acontecido, la sentencia ha renunciado a la reinterpretación de cualquier dato en favor del PP -doctrina habitual en el Tribunal Superior-, para narrar los hechos tal como sucedieron. Dicho de otra forma, no hay un solo andritxol a quien sorprenda el compañerismo entre Hidalgo, Massot, Gibert, Mir et alii. Tampoco renuncia la Audiencia a escandalizarse de las pretensiones de "una amnistía urbanística de hecho", por el procedimiento de ir perdonando por inevitables las sucesivas aportaciones de cemento, retirando arbitrariamente los suelos respectivos del catálogo de Espacios Naturales. Todo ello, una vez que el alcalde haya comprado el solar a precio irrisorio. Hasta hoy, ese comportamiento ha sido intachable.
La Audiencia de Palma se ha adelantado en su fallo a la jungla de Marbella, con lo cual dicta una sentencia con valor pionero. El tribunal no se tomó en serio a quienes no lo tomaron en serio, y se aproxima a la ironía al destacar que el expediente urbanístico saqueado "salió íntegro del despacho profesional de Rafael Perera, adonde nunca debió trasladarse".

La demolición del suntuoso gallinero es más importante que la cárcel. Aunque la imagen bordee la condena a trabajos forzosos, un contingente sustancial de mallorquines desearía contemplar a Hidalgo y compañía derribando en persona la mansión agropecuaria. Para garantizarse que la restitución al estado original se consume, y "a la vista de que los expedientes de demolición en vía administrativa están condenados al fracaso", se anuncia una vigilancia estricta para la demolición "a sus expensas y en el plazo que marque este tribunal".
Hidalgo no es una variedad autóctona, de la que debiera enorgullecerse la corrupción nacionalista. Los personajes a quienes "los intereses colectivos no preocuparon lo más mínimo, siendo su personal y particular satisfacción la que guió su conducta" proliferan en todo el planeta, aunque sólo en Mallorca perfeccionan sus artimañas entre la indiferencia ambiental.

¿Qué ha cambiado, en la Mallorca desnudada por la sentencia del caso Andratx? Los jueces y dos fiscales. Andan mohínos los apellidos de alta cuna y de baja cama, tras un año rezongando contra la fiscalía anticorrupción -por aplicar la evidencia de que los más corruptos son necesariamente quienes más se han enriquecido-. Siguen apelando al honor, la única virtud que todavía no han vendido. Ni siquiera pueden ampararse en la "ignorancia inexcusable", que es el refugio del asesor jurídico del ayuntamiento de Andratx en la sentencia. Pese a la irritación, la casta de brahmines no organizará una demolición solidaria.





* Diario de Mallorca - Palma - 27 de mayo de 2008

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